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Caso 1: El afecto en la relación de pareja.

E. Barrull, 1999

Este análisis psicológico se basa en un estracto de la entrevista realizada a Julia (en0004sp).

Aunque el origen de Julia es muy modesto, sus padres le procuraron el suficiente afecto para que pudiera lograr un desarrollo adecuado. No obstante, su matrimonio con Ricardo malogrará esta inversión. Julia se encuentra que tanto su marido Ricardo como su suegra Rosa no aportan el suficiente trabajo necesario para la crianza de los hijos (Juan, Sara y Marta). Julia debe llevar todo el peso, debe cuidar de su marido y de su suegra. En consecuencia, le quedan pocas energías para dedicar a sus hijos y a ella misma. El resultado es la aparición de diversos problemas de salud y de desarrollo en sus hijos y en ella misma.

Análisis:

Desde que se casó hace 20 años, Julia (45 años) vive con su marido (Ricardo, 48) y sus tres hijos (Joan, 18; Sara, 13 y Marta, 10), en el segundo piso de la casa de su suegra (Rosa, 78) que vive en el primer piso. En la planta baja tienen un comercio que atienden Julia y su marido.

A pesar de que Julia dice no haber tenido ninguna enfermedad (recuerda una pequeña enfermedad cuando tenía 7 años) y de que hace una vida sana (no fuma ni bebe), manifiesta padecer migrañas continuas desde que nació Marta, es decir, desde hace 10 años: "se presentan cuando quieren y se van cuando les apetece". Después de varias pruebas, el neurólogo no pudo determinar la causa de las migrañas y le dijo que con la edad desaparecerían. Pero después de 10 años sigue padeciéndolas: "a veces estoy dos meses que no me duele la cabeza y otras es cada semana". Además, parece que desde este mismo año, su hijo Juan también padece el mismo tipo de migrañas, y, recientemente, su hija Sara también.

 

De la entrevista se desprenden suficientes datos para plantear la hipótesis de que Julia mantiene relaciones afectivamente deficitarias con su marido y con su suegra. Son suficientemente importantes y sistemáticas como para que, por el momento, se le manifiesten problemas de migraña y que sus hijos, como consecuencia, también además de otros problemas. Vamos a realizar un análisis de las relaciones de Julia para ver dónde y cómo se producen sus déficits afectivos y, en consecuencia, los de sus hijos. En el siguiente cuadro se esquematizan las relaciones de Julia y sus balances afectivos.

Entendemos por balance afectivo la diferencia entre el afecto recibido y el afecto proporcionado. En el esquema tratamos de pseudo-cuantificar la magnitud del balance mediante el grosor de las flechas, pero hay que entender que es una aproximación cualitativa muy difícil de precisar. Lo importante a precisar es el sentido del balance y su importancia en la generación de los déficits afectivos respectivos.

 

Relación con sus padres:

La madre de Julia murió hace 13 años, cuando tenía 60, de una hemorragia cerebral, a pesar de no haber estado nunca enferma. Su padre murió 6 años más tarde con 65. Sólo recuerda a su abuela paterna que murió con más de 80 años. Tiene un hermano (Paco) 2 años menor que ella.

Tenemos poca información acerca de sus padres, aunque su temprana muerte, su madre con 60 y su padre con 65, parece indicar que fueron personas afectivas con sus hijos y, probablemente, también con otras personas. El relato de Julia parece corroborar este punto cuando nos da a entender que ambos trabajaron duro para ofrecer un bienestar a sus hijos. De su madre nos dice: "y ella trabajó, trabajó, trabajó y cuando a los niños los hubo colocados, mi hermano y yo, entonces ella dejó de trabajar, me refiero a que ella era una buena madre, esta es la palabra, una buena madre". Recordemos que su madre murió primero, con 60 años. Y de su padre nos dice: "No tenía nada de él, todo lo que tenía era para los demás y era una buena persona". Murió un poco más tarde, con 65 años. En cualquier caso, Julia no ha tenido que cuidar, de forma significativa, a sus padres mayores, lo que significa un ahorro muy importante de energía. Sólo tuvo que hacerse cargo de su padre cuando enviudó, pero su padre nunca quiso ir a vivir con ella, es decir, no quiso ser una carga excesiva para su hija. En resumen, si Julia sufre un déficit afectivo, este no parece tener su origen en su relación con sus padres.

 

Relación con su marido Ricardo (48 años):

Julia se casó con Ricardo hace 20 años. Desde que se casaron, Julia y Ricardo fueron a vivir a la casa de los padres de Ricardo (suegros de Julia), en el segundo piso de la misma casa. Ricardo es hijo único. En el momento de casarse, los padres de Ricardo vivían en el primer piso de la casa junto con el abuelo paterno de Ricardo.

Ahora, Julia trabaja con su marido: "trabajamos juntos y estamos todo el día juntos". Juntos llevan un pequeño comercio y una pequeña agencia de seguros. Ahora bien, de su marido nos dice: "mi marido tiene muy buen carácter, es una persona muy educada entonces se puede convivir muy bien con él. Te respeta y respeta tu terreno y tú respetas el de él". Por tanto, esto no parece corresponder con lo que hemos apuntado antes de la existencia de un déficit afectivo de Julia en relación con su marido. Lo que ocurre es que muchas veces, las opiniones subjetivas de las personas no se corresponden con los hechos objetivos de la realidad y este es el caso, como vamos a ver.

Cuando se casaron, tanto ella como su marido trabajaban independientemente. Ricardo trabajaba de arquitecto técnico. Pero al morir Manuel (el padre de Ricardo), tuvieron que escoger entre seguir cada uno trabajando independientemente y perder el negocio familiar, o dejar sus trabajos para hacerse cargo del negocio de los padres de Ricardo. Pues bien, la pareja (Julia y su marido) decidieron dejar sus respectivas profesiones (una parte importante de sus vidas) para hacerse cargo de un negocio que su suegra no quería llevar. Intuimos aquí una actitud poco dada al trabajo por parte de su suegra, que luego veremos ampliamente confirmada.

Julia nos dice que tanto el comercio como la agencia de seguros la llevan entre los dos, a partes iguales, mientras que la suegra no contribuye en nada. Pero por lo que respecta a la casa y a los hijos, es Julia quien lleva todo el trabajo y la responsabilidad. Claro, ella justifica la situación diciendo que quien se pasa más horas en el comercio es su marido, porque ella tiene que subir para atender a las cosas de la casa y a los hijos. Pero, más tiempo no significa más trabajo ni más responsabilidad. Un hecho fundamental para confirmar nuestras sospechas es que entre ambos no se han dividido las responsabilidades del trabajo. Aparentemente todo lo hacen entre los dos, y esto es una situación muy propicia para que uno se desentienda de su responsabilidad: "Nos ocupamos los dos. A pesar de que el agente de seguros soy yo, entiendo menos de seguros que mi marido, pero ahora lo mismo sabe el uno que el otro y también hacemos las mismas funciones porque sino no podría estar uno y el otro marchar. Pero vaya, él es el que está más rato porque yo me tengo que ocupar de la casa y de los niños. La pequeña ahora está con las divisiones con decimales y tienes que estar pendiente porque cuando corre una coma no sabe si tiene que correrla para un sitio a para el otro, entonces él se queda por la tarde y yo a media tarde ya me subo: a deberes, a las duchas que tienes que estar encima porque todavía son pequeños y entonces él esta más que yo. Tres hijos tienen una responsabilidad y un trabajo grandes".

Julia cree que quien trabaja más es su marido pero: "Despachando quizás esté yo más, me veo yo más que no él pero él está más horas dedicado". Es decir, ella es quien más despacha en el comercio aunque su marido parezca estar más dedicado. Lo que hace más su marido es llevar los libros, aunque ella también lo hace de vez en cuando: "En general yo despacho, estoy más de cara al público, pero el diario con la contabilidad diaria y todo eso lo lleva más él que yo. Pero, claro, cuando cerramos y yo estoy arriba organizando la familia y la cena yo no me puedo quedar. Hombre, si no tuviera más remedio... pero yo no me puedo quedar ahí contabilizando y haciendo caja y controlando todos los libros que hay que llevar, eso lo hace él. Yo... bueno, alguna vez, pero lo hace él".

Es decir, lo que parece hacer de más su marido es llevar los libros, mientras que ella cuida de la casa y de los hijos. Como veremos, se trata de un cambio muy desigual en claro perjuicio para Julia.

Otro ejemplo nos hacer ver cómo se reparten las tareas: "por ejemplo: hoy la mediana, que tiene 13 años, hace dos semanas y media que tiene dolor de cabeza. Yo ahora me he empezado a angustiar, porque tantos días con dolor de cabeza... Pues, claro, su padre estaba esta mañana aquí y es obvio que yo vaya al médico con ella, mañana tengo que ir con ella a hacerse unas radiografías, tengo que llevarla a que le hagan unas pruebas de reflejos por si hay algún problema,... me refiero a que, si yo no estuviera, su padre la cogería y se la llevaría, pero es más lógico que vaya yo". Es decir, ella cree que su marido haría muchas cosas si ella no estuviera, pero como está ella ... es lógico que sea ella quien se encargue de todo.

Finalmente, Julia nos muestra otro ejemplo en el que se puede observar claramente como es ella quien lleva la responsabilidad del comercio y como su marido sólo hace de dependiente: "No, lo de las compras lo hago yo, vendedores y eso, me encargo yo. ... Esta mañana han venido dos y yo los he atendido. Pero si él puede atenderlos prefiero que lo haga él, por comodidad". Además, su marido, al no asumir las responsabilidades del comercio, puede permitirse el lujo de reñir a Julia por las decisiones que tiene que tomar: "A veces vienen y te dicen '¿me va a hacer tantas cajas?' Y yo les digo que sí y luego viene él y me dice 'Quita, quita, ¿a dónde vas tú con tantas cajas? No merece la pena tener esa producción, que no sé qué...' y yo prefiero que esté él y que lo haga él, pero por comodidad no porque me vaya a decir 'no lo has hecho bien'". Es decir, en el trabajo de la tienda y la agencia, como mínimo Julia asume tanta responsabilidad y trabajo como su marido Ricardo, aunque nuestra intuición nos hace creer que incluso asume más.

Por otra parte, en casa, su marido no hace nada: "No, no. Además, mi marido, a pesar de que él habla y que dice que tiene mentalidad moderna y todo lo que tú quieras, él es antiguo, no es de los que coopera al 100% en la casa, ni al 50, ni al 25, ni quizás al 15". Es decir, nada.

Por lo que se refiere a la salud, su marido esta muy bien: "Nada, no ha pasado ninguna enfermedad que yo sepa", y no es de extrañar estando tan bien cuidado como está. Ahora podemos entender porqué su marido la respeta tanto, porque no tiene mal carácter con ella: no lo necesita. Julia es una persona muy responsable y muy trabajadora que no necesita que la manden o la obliguen. Por ello, Ricardo está encantado, no la molesta porque no es necesario. Ella trabaja para él todo lo que puede sin pedir recompensas ni contrapartidas.

En resumen, entre Julia y su marido llevan el comercio y la agencia de seguros, pero es ella quien asume las responsabilidades, quien toma las decisiones. Su marido hace de trabajador a sueldo, pero cobrando como empresario. Además puede permitirse el lujo de criticar. Luego, en casa y con los hijos, su marido no hace nada y es Julia quien tiene que hacerlo todo. En conclusión, Julia sufre un grave déficit afectivo con respecto a su marido que, tarde o temprano, deberán producirle algún tipo de disfuncionalidad manifiesta o enfermedad. Por si fuera poco, el déficit se agrava añadiéndole la relación con su suegra.

 

Relación con su suegra Rosa (72 años):

Algo parecido ocurre con su suegra: "Mi suegra es como su hijo, una persona muy educada, que respeta mucho a la gente y eso es muy importante". Parece que su suegra está igualmente encantada de tener una nuera tan trabajadora y responsable. La estrategia de su suegra está clara: "mi suegra es muy inteligente, porque todo lo que yo hago está bien hecho". Sin ser consciente, Julia ve claramente cómo actúa su suegra. Se trata de no estropear lo que Julia hace por iniciativa propia y que es más que suficiente para su suegra.

No necesita estar encima de ella, pedirle favores o, incluso, exigirlos. Julia no necesita que le manden lo que "tiene" que hacer. Ella se adelanta a las necesidades de los demás, en particular, a las de su marido y las de su suegra. A Julia no le tienen que hacer entender que su suegra: "es una persona que está dentro de la casa y es uno más de la familia". Es decir, Julia se hace respetar porque no exige ni defiende sus propios intereses.

A pesar de que su suegra vive en el piso de abajo, la convivencia entre ellos es muy alta: "ahora que la abuela está sola es cuando estamos todos más juntos y vivimos más juntos". Es decir, que Julia tiene que cuidarse mucho de su suegra.

Su suegra no la ayuda en nada en la casa ni con los hijos: "Tú no la mandes a pelar una patata que no te la pelará, ella hace esto porque le gusta, hace lo que le gusta". Y además, la misma señora que viene a ayudar a Julia en las tareas de casa, hace la casa de su suegra. Es decir, su suegra no tiene que hacer nada ni ha hecho nada probablemente desde que enviudó.

La salud de su suegra confirma nuestro análisis: "Ah, no. Está muy bien. Lo único que ahora es hipertensa, pero, bueno, es hipertensa de hace muy poco tiempo, yo creo que es la edad, que está más gorda,... yo supongo que será eso, pero está muy bien. En toda su vida no ha tenido nada, dice que lo único es que la operaron de apendicitis, que yo aún no la conocía". A su edad (72 años) tiene la 'suerte' de vivir con su hijo y con su nuera que cuida de ella y de su hijo. No tiene ninguna responsabilidad ni ayuda en lo más mínimo a la familia. Tiene salud y puede vivir como ella quiera. Por supuesto, alguien (Julia) tiene que cuidar de ella para que pueda seguir sobreviviendo, y este trabajo genera un déficit afectivo en Julia.

Ante tan buen hallazgo (Julia), su marido y su suegra están encantados y forman un tandem inseparable: "Ah, ellos son inseparables. Su madre y su mamá, sí. Es buenísima, es una relación muy buena la de la madre y el hijo. Como hijo único que es está mucho por su madre, sí ... al vínculo madre-hijo lo veo a él muy aferrado, o sea es un vínculo de madre e hijo único. Porque además es acérrimo, es una cosa que está ahí". Pero a pesar de tanto amor filial: "Si un día, por ejemplo, ella está enferma y él se va de caza yo le digo 'hombre, que tu madre...' y me dice: 'No, si pasara algo tú puedes llevarla en un golpe de coche', ¿sabes?". Es decir, su marido no duda en salir de paseo a pesar de saber que probablemente su madre necesitará cuidados. Ya se los procurará Julia en 'un golpe de coche' por ejemplo. Su marido minimiza el esfuerzo que deberá hacer Julia si tiene que cuidar de su madre enferma: sólo tendrá que hacer 'un golpe de coche'.

En resumen, Rosa (suegra de Julia) dejó de trabajar cuando enviudó y su hijo y Julia decidieron hacerse cargo del negocio (y de Rosa). Julia tiene que cuidar de ella, soportarla, a cambio de nada. Rosa no está dispuesta a ayudar y deja que el sentido de responsabilidad de Julia haga el resto. Por supuesto, Ricardo entiende que su madre entra en el paquete doméstico del cual, por supuesto, debe encargarse su mujer Julia. Así, Julia padece dos graves déficits afectivos, uno en relación a su marido y otro en relación a su suegra. A nuestro entender, son más que suficientes como para producir disfunciones cerebrales en Julia que acaben traduciéndose en alguna enfermedad grave. Por el momento, sólo se manifiestan unas persistentes migrañas y varios problemas en sus hijos, como vamos a ver. Pero creemos que Julia tiene muchas probabilidades se sufrir enfermedades más graves en el futuro.

 

Relación con su suegro y el abuelo de su marido:

Aunque estas relaciones afectaron poco a Julia, muestran otro ejemplo de déficit afectivo en el caso de su suegro Manuel, que falleció de un cáncer hepático, hace 15 años, cuando tenía 60 años. Julia sólo convivió con su suegro cuatro años y no nos dice casi nada de él, sólo que: "Mi suegro tenía... era otro carácter, era más quieto, más callado que mi suegra". Pero sabemos que murió joven con 60 años y antes que su propio padre (abuelo de su marido) que también vivía con ellos. Del abuelo (Alberto) nos dice: "Uy, aquel tenía un carácter muy fuerte, aquel era de aúpa. Ay (señala a la grabadora y se tapa un poco la boca como diciendo "a ver qué digo"). Sí, el abuelo tenía un carácter muy fuerte, este era el que dominaba prácticamente la situación. Más que mi suegra y mi suegro porque era una persona muy dictatorial, había que hacer lo que él decía y como siempre lo habían dejado, pues él mandaba y ordenaba, era muy dictatorial". Este es un claro ejemplo, aunque muy limitado, de cómo una persona puede causar un déficit afectivo. El abuelo hacía que los demás trabajaran en su beneficio a base de ordenes, enfados y exigencias. El resultado fue que su hijo (el padre de Ricardo) murió 2 años antes que él. Su hijo murió con 60 años y él con 87. No queremos decir que éste fuera el único déficit afectivo que padeciera su hijo (suegro de Julia). Probablemente también tuvo que sufrir un déficit afectivo con respecto a su mujer (suegra de Julia). El hecho es que el abuelo vivió hasta avanzada edad y tenía un carácter muy fuerte y exigente con los miembros de su familia. Por el contrario, su hijo (padre de Ricardo) murió joven y tenia un carácter callado y tranquilo con los demás. Este patrón se da con mucha frecuencia.

 

Relación con su hermano Paco (43 años):

Parece que Julia puede compensar un poco los déficits afectivos que tiene con su marido y su suegra gracias a su hermano Paco y a sus dos amigas. Con su hermano se relaciona diariamente: "Sí, a diario. Y si no, nos llamamos cincuenta veces. Cuando cenamos, cada noche, suena el teléfono y mi marido me dice '¡tu tete!, ¡cógelo que es tu tete!' y me pregunta qué hago y eso, y ya está, '¿Cómo estáis?, ¿qué haces?', Sí, si que nos vemos y hay muy buena relación, esta mañana por ejemplo he tenido que ir con Marta a San Juan de Dios porque tenían que hacerle unas radiografías de la espalda, y anoche llamé a mi cuñada, que también es un encanto de mujer, y le he dicho si podía venir un momento y ha venido un rato, o sea que hay buena relación". El déficit afectivo de Julia la obliga a buscar ayuda fuera de la familia. En primer lugar, acude asiduamente a su hermano Paco. Además, parece que la mujer de Paco también le proporciona ayuda. Julia recibe ayuda (afecto) de su hermano y cuñada y así, puede compensar algo la falta de ayuda de su suegra y de su marido.

 

Relación con sus amigas:

En segundo lugar, Julia tiene dos amigas en las que puede encontrar apoyo y comprensión: "he encontrado estas dos buenas personas pues yo me refugio en ellas ... pero estas sí son mis amigas, o sea, para todo, para lo que hiciera falta". Y parece que las necesita mucho ya que: "Ellas me vienen a ver a mí porque normalmente estoy demasiado ocupada, pero sí, sí que las veo frecuentemente. Casi a diario. Una en particular a diario".

 

Relación con sus hijos:

El déficit afectivo que sufre Julia, con respecto a su marido y a su suegra, se traslada, lógicamente, a sus hijos. Si Julia tiene que cuidar (trabajar en beneficio) de su marido y de su suegra, mucho más de lo que ellos cuidan de ella, entonces, una parte importante de su capacidad de trabajo deja de ir hacia sus hijos, con lo cual ellos experimentan también un déficit afectivo.

 

Juan (18 años):

De su hijo mayor (Juan) nos dice: "pero es que es un trozo de pan, es un niño que no me da ningún problema, cuando únicamente me da algo de problemas es cuando vienen los exámenes" que es cuando experimenta, igual que ella, el problema de las migrañas, junto con las dificultades de estudio. Un hijo necesita dar problemas para que sus padres trabajen en su beneficio (le den afecto). Un niño que no reclama atención, que no incordia, que no tiene problemas, que se comporta de un modo no preocupante, es un niño que no crece. Lo que hace, en realidad, es trabajar en beneficio de sus padres (les da afecto a ellos), ya que así no les causa problemas adicionales.

En realidad, todos los hijos tienen problemas, sólo que Juan no los demuestra. El resultado es una grave desatención y un desamparo que le obligan a enfrentarse a muchos problemas sin tener la suficiente capacidad. Juan parece sufrir un déficit de desarrollo (dificultad en los estudios) y, sobre todo, un problema de migrañas muy importante dada su corta edad.

 

Sara (13 años):

Algo parecido ocurre con su hija Sara: "es un cielo de niña" pero "es muy tímida, es una niña muy tímida, es una niña que me necesita mucho en el sentido de que no tiene un carácter fuerte para afrontar cualquier cosa, tiene 13 años". La falta de carácter de Sara hace que Julia se dé cuenta de que la necesita más y probablemente esto haga que Julia dedique un poco más de esfuerzo en Sara. No obstante, Sara, con 13 años, sufre de obesidad: "ella es un poquito... ancha, por decirlo suavemente". Además, Sara presenta problemas de desarrollo escolar ya que necesita clases de repaso para conseguir mantener el nivel de clase. Finalmente, parece que hace muy poco que ha empezado a tener migrañas igual que su hermano mayor y que su madre: "por ejemplo: hoy la mediana, que tiene 13 años, hace dos semanas y media que tiene dolor de cabeza". Así, por lo que parece, la situación de Sara no es muy distinta a la de Juan: "Ella siempre ha sido una niña buena".

 

Marta (10 años):

Por el contrario parece que su hija Marta consigue recibir un poco más de atención: "Marta es como yo, Marta es más genio, tiene más carácter, es más fuerte de carácter y a pesar que es una niña de diez años". No obstante, es la pequeña y ha tenido que luchar mucho para hacerse un hueco en el nido familiar donde los padres no disponen de mucha capacidad afectiva para sus hijos. La competencia entre Sara y Marta es muy fuerte: "Uy, se quieren muchísimo pero se pelean muchísimo". Julia ha dedicado mucho esfuerzo para que Marta coma verduras: "no sé si es lo más correcto pero yo me he puesto en plan duro y se han tenido que comer las verduras, unas veces hablando y otras veces una mano se me ha ido hacia la pierna, o hacia otro sitio, porque es que Marta es una niña que ha tenido unos problemas leves intestinales y su pediatra dice que ha de comer mucha verdura, tiene que comerla y ¿qué pasa? ... cuando la niña tenía cuatro años dime tú a mí cómo una niña come acelgas, pues ahora se las come como yo. Y esto ha sido a base de constancia y que me ha costado muchos disgustos". Aquí tenemos un buen ejemplo de cómo, cuando los hijos traen problemas a sus padres, estos trabajan ("constancia y disgustos"), en la medida que pueden, para tratar de resolverlos.

Además, sabemos que hace poco Marta ha ido a hacerse unas radiografías de la espalda. No sabemos con qué finalidad, pero, en cualquier caso, sólo indica la presencia de problemas físicos.

 

Resumen y conclusión:

Creemos que de la lectura de la entrevista puede concluirse con suficiente confianza que Julia trabaja mucho más en beneficio de su marido Ricardo y de su suegra Rosa que no ellos hacia ella. Esto significa que Julia padece un grave déficit afectivo con respecto a estas dos personas. La consecuencia es que sus hijos quedan desatendidos y sufren, por tanto, un déficit afectivo. Esta situación aún sería peor si Julia no contase con la ayuda (afecto) de su hermano Paco y su cuñada, y la de sus dos amigas.

Esta situación afectiva concuerda con los datos generales de la salud de la familia. Julia hace 10 años que padece migrañas y sus hijos sufren migrañas, retraso escolar, obesidad y problemas intestinales. Por el contrario, su marido nunca ha estado enfermo y su suegra goza de una excelente salud dada su avanzada edad.

 

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Última actualización:
22/03/06